sábado, 28 de julio de 2012
LAS RELIQUIAS ARQUEOLOGICAS DE UN CAMPO DE BATALLA EN MONTERREY 1846
Por: Pablo Ramos.
Desde el año de 1996 en Monterrey han surgido infinidad de reliquias arqueologicas de monedas, balas,suelas, herraduras y restos humanos de combatientes de ambos ejercitos
que se enfrentaron en Septiembre de 1846,hace un año el Antropólogo Físico de l INAH Tamaulipas
Jesús Velasco en convenio con el INAH Nuevo León, y con el apoyo de Historiadores amigos de la Batalla de Monterrey de 1846
realizando los estudios preliminares que permiten confirmar que eran vestigios de Anglosajones o Europeos que fueron enterrados y que posiblemente murieron a causa de las heridas de guerra, a continuación la noticia en MILENIO MONTERREY del 21 de Julio del 2012.
http://monterrey.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/903478c6cbb1936f2046a8c005cc0889
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Regresan restos de Héroes del 46 con sorpresas
Por: Gustavo Mendoza Lemus
Uno de los resultados de la indagatoria reveló que se trata de partes de hombres de origen europeo.
Monterrey • Durante un año, 16 osamentas rescatadas en los terrenos de Las Tenerías estuvieron bajo la lupa de antropólogos físicos en Tamaulipas. Ahora, han regresado a Monterrey con un informe cargado de sorpresas.
El resultado de la investigación es un grueso documento inédito para el noreste de México, en donde se destaca que las osamentas tienen un origen europeo, que la altura de los sujetos varía entre los 1.55 y 1.80 metros, y que además fueron enterrados “días o semanas” después del combate entre mexicanos y norteamericanos el 21 de septiembre de 1846.
“Estamos teniendo la oportunidad de contrastar evidencia arqueológica con la historia, y encontramos cosas diferentes”, explica la arqueóloga Araceli Rivera Estrada, del INAH Nuevo León.
Al descubrir 10 osamentas en el proyecto arqueológico Las Tenerías (Washington y Héroes del 47, centro), éstas se enviaron al INAH Tamaulipas junto con otras seis descubiertas en años anteriores.
Ahí fueron analizadas por antropólogos físicos de dicho centro, dando como resultado el informe elaborado por el especialista Jesús Velasco González.
Después de un año de estudios los resultados otorgan ciertas certezas pero también ofrecen nuevos datos.
Por ejemplo, los análisis detectaron que las osamentas no pertenecen directamente a norteamericanos puros sino que su estructura ósea apunta a personajes llegados desde Europa.
“Se dijo en su momento que se trataba de una población norteamericanos, se encontraron muestras que apuntas a poblaciones transoceánicas, justo en el momento de integración de Estados Unidos”, detalló Rivera Estrada.
Desde 1996 se han encontrado osamentas en los terrenos cercanos al barrio de Las Tenerías, cercano al Paseo Santa Lucía. Entre el 2010 y 2011 un grupo de historiadores solicitó a la empresa Delta hacer una excavación arqueológica para recuperar posibles restos óseos, después de varias negativas la constructora cedió dando como resultado el rescate de 10 esqueletos.
Respeto a sus muertos
Otro de los hallazgos refuta lo que expresan las crónicas históricas de la época. Contrario a lo que se pensaba, los soldados heridos en la Batalla de Monterrey 1846 no fueron enterrados ni inmediatamente ni de manera superficial.
Al contrario, la evidencia apunta a entierros funerarios con toda la atención debida. Incluso, algunos decesos se dieron días o semanas después de la batalla, posiblemente producto de infecciones en heridas.
“De alguna manera fueron muertos dentro de la batalla pero no precisamente fueron depositados días o semanas después de la batalla, ya sea por alguna infección producida por los impactos”, indica.
La información es detallada y amplia. Gracias al análisis óseo los antropólogos físicos detectaron diferentes enfermedades que desarrollaron los soldados dentro del viaje que realizaron de Estados Unidos a Monterrey.
Los padecimientos guardan relación con la guerra: mala alimentación y los ocasionados por largas jornadas soportando cargas pesadas.
Incluso, en unas de las osamentas fue posible detectar algo de sus hábitos alimenticios los cuales consistían básicamente de hierbas y vegetales.
Faltan estudios
Sin embargo, para detectar mayores evidencias que ofrezcan un panorama más amplio de estos esqueletos se requiere un análisis de ADN a las osamentas.
“Es necesario poder llevar acabo otro tipo determinaciones antropológicas. Desafortunadamente no hubo recursos para poder financiar recursos alternos a este análisis”, mencionó la arqueóloga.
La investigación fue costeada completamente por la delegación en Tamaulipas del INAH. Dado la magnitud del hallazgo, el equipo de especialistas que se formó y lo detallado del informe, este proyecto sería pionero y único en el noreste de México.
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